Männlicher Großer Panda "Tai Shan" (*2005) im Smithsonian National Zoological Park (2007) | Foto: Fernando Revilla, Lizenz: CC BY-SA 2.5

Denuncia el maltrato de panda gigante en el Zoo… y fracasa

Exclusiva para zoos.media, 01/07/2017. Autor: Philipp J. Kroiß

La autora de ZEIT, Saskia Gerhard, muestra en su comentario una actitud en contra del zoológico, que además documenta con mentiras e información de dudosa fiabilidad.

Denuncia el maltrato de panda gigante en el Zoo… y fracasa

Afortunadamente, cada vez es menos frecuente encontrar artículos de tan poca calidad como el de Saskia Gerhard en zeit.de. Es un artículo desafortunado por varios motivos, pero sobre todo porque pone más de manifiesto la ignorancia de su autora que la auténtica realidad.

Pandamutter Jungtier (10 Monate) im Tiergarten Schönbrunn Wien | Foto: Manfred Werner / Tsui, Lizenz: CC BY-SA 3.0

Los pandas son casi el peor ejemplo del populismo anti-zoológico que puede existir. ¿Por qué? Es precisamente un zoológico el que impulsa el proyecto de protección del panda, tiene sus raíces en el zoológico de Chengdú, que para poder llevarlo a cabo abrió una agencia del centro de cría de pandas después de que el proyecto creciera demasiado. La cooperación entre los zoológicos ha supuesto un importante y significativo punto de inflexión en este sentido. No habría sido posible sacarlos de la situación de amenaza sin los parques zoológicos modernos.

Por eso es ridículo y torpe querer echar una soga al cuello de los zoológicos. La siguiente frase es el colmo de la impertinencia: «Se podría haber financiado la protección de la especie sin utilizar a los pandas como objetos en un escaparate» Esta frase también es falsa en muchos sentidos. El hecho es el siguiente: Precisamente, la protección de la especie ha podido ser financiada porque no se ha exhibido al panda gigante ni se ha comercializado con él.
Zoológicos de todo el mundo han llevado a cabo proyectos educativos y de investigación para convencer al público de que estos animales necesitan ser protegidos y que hay que realizar investigaciones científicas para tratar de descubrir cuál es la mejor forma de protegerlos. Los zoológicos ya han rescatado muchas especies.

¿No son educativos los zoológicos?

Der Große Panda Mei Lan im Alter von rund zwei Jahren im Atlanta Zoo | Foto: Rob, Lizenz: CC BY 2.0

Un estudio anticuado supuestamente demuestra que «ni niños ni adolescentes aprenden nada con una simple visita al Zoo». ¿Por qué no utilizar el reciente estudio de Moss et al. (2017)? Un magnífico ejemplo de que los zoológicos son educativos es precisamente el proyecto llevado a cabo con los pandas. Antes de que hubiera pandas en los zoológicos, sólo podían verse en dibujos o fotografías en blanco y negro. Para la mayoría existen desde que pueden tener la experiencia de verlos en vivo.

La autora del artículo se cuestiona lo siguiente: «¿no se estará fomentando la compasión hacia los animales en cautividad para que los visitantes del Zoo se involucren en la protección de la misma especie en el medio natural?».
Esta afirmación está basada en suposiciones falsas, ya que los animales en el zoológico no están encarcelados ni son prisioneros, por lo que no necesitan ninguna compasión. Ya lo afirmó en su día el zoólogo suizo Heini Hediger que resaltó que los animales del zoológico se sienten como terratenientes, no como prisioneros. Como tantas veces, aquellos que están en contra de los zoológicos cometen el error de creer que todo el mundo piensa como ellos. Setecientos millones de personas visitan los zoológicos cada año, y no lo hacen para ver prisioneros sino para pasar su tiempo libre. Para muchos visitantes, es un valor añadido que el Zoo no sea sólo juegos y diversión, sino que también sea un lugar donde toda la familia pueda aprender algo.

Fundamentos de la biología aparentemente olvidados

Oryxantilopen im Chester Zoo | Foto: Anthony Appleyard, Lizenz: public domain

Un viejo argumento utilizado principalmente por personas que nunca han estudiado ni evaluado las necesidades reales de los animales, es el siguiente: «Ningún zoológico puede ofrecer las mismas condiciones que se dan en la naturaleza. No se ajustan a las especies e incluso aquellos animales que viven en grupo pueden ver su comportamiento social natural alterado estando en cautividad».

En principio, los animales no tienen una «casa fija», en sentido literal, en la naturaleza.  Para buscar comida, muchas veces se ven obligados a recorrer largas distancias evitando enemigos o, debido a las temperaturas, deben emigrar para llegar a determinadas zonas para sobrevivir. Un animal que emigra no se dirige al sur porque sea un apasionado mochilero y le encanten los viajes de larga distancia, sino porque de lo contrario podría morir. Una orca que reside en el sur no ve ningún placer en pasar hambre durante largos trayectos en los que sólo consigue echar un par de peces a su estómago vacío. Ninguna criatura quiere correr una maratón para satisfacer sus necesidades. En una sociedad cada vez más alejada de la naturaleza, las maratones sólo se corren por ocio porque ya no son necesarias para la supervivencia y se piensa, erróneamente, que los animales harían lo mismo. Saskia Gerhard también tiene esa idea equivocada.

Delfinbaby Ilse mit ihrer Mutter | Foto: Loro Parque

Además, el comportamiento social no se ve alterado, ya que desde el suricato hasta el orangután o el elefante, han demostrado tener en grupo un comportamiento totalmente normal dentro del zoológico. La Drª. Kathleen Dudzinski, bióloga experta en el campo de los delfines, si no la más reconocida, declaró lo siguiente: «He estudiado a varios delfines en el medio salvaje y en distintos acuarios alemanes. Es posible hacer comparaciones directas porque hemos recogido y analizado, exactamente de la misma manera, todos los datos. Intentamos buscar las diferencias significativas o similitudes en la forma en que estos interactúan y podemos afirmar, después de haber concluido nuestra investigación, que no encontramos ninguna diferencia significativa. No existe ninguna diferencia entre los grupos de animales que viven en libertad y aquellos que están bajo el cuidado del hombre, siempre que estén sanos, alegres y vivan dentro de un buen entorno social».

Los elefantes se vuelven violentos y los delfines enfermos mentales

Elefantentrainerin vom Perth Zoo erklärt den stumpfen Elefantenhaken. | Foto: Belegscreenshot des Videos https://www.facebook.com/PerthZoo/videos/10154590046471715/

En cautividad, los elefantes sufren y podrían atacar a sus cuidadores, afirma. Como prueba muestra un vídeo de PETA que aún no ha sido verificado. Presentar el vídeo de un lobby como prueba, cuya veracidad está puesta en duda, deja mucho que desear de la credibilidad de un periodista. En la actualidad, ningún cuidador de elefantes golpea a su animal para entrenarlo. Se utilizan guías de madera, como las utilizadas en Perth (véase foto a la derecha) para dirigir a los animales, pero no para golpearlos ni someterlos.

«Los delfines contraen enfermedades mentales en las estrechas piscinas. Lo único que hace que no ataquen a sus congéneres son las altas dosis de psicofármacos que se les suministran».  Esta declaración es del todo ridícula, ya que se ha demostrado lo contrario. Se puede ver on line cuál es la medicación suministrada a los delfines de Duisburgo, y no hay ningún psicofármaco entre esos medicamentos, porque los animales se devorarían más entre ellos. Suministrar ese tipo de medicamentos no es una práctica común en ningún delfinario moderno. Como ya se ha explicado, el comportamiento social de los animales es normal por lo que no necesitan ningún medicamento para regularlo. Además, ninguna fuente seria ha difundido ni confirmado dicha afirmación. En nuestro canal de YouTube preguntamos a la veterinaria del zoo de Duisburgo:

Que también afirma lo siguiente: «Cuando los animales hembra de distintas especies están en una situación de estrés, tienden a repudiar a sus crías. Esto ocurre continuamente en los zoos. Muchas crías contraen una enfermedad mortal tras nacer.» En la naturaleza ocurre exactamente lo mismo, pero nadie le da importancia. Las orcas jóvenes tienen una alta tasa de mortalidad, 43%. Los delfines mulares alrededor del 67% y la de los osos polares asciende hasta el 85%. En los zoológicos modernos, estas tasas son bastante más bajas aunque no han desaparecido del todo, el ser humano aún no ha tenido éxito y debe seguir investigando al respecto.

Liberar animales en cautividad, ¿tiene éxito sólo en contadas ocasiones?

Der Schwarzfußiltis (Mustela nigripes) wurde auch durch die Arbeit von Zoos gerettet. | Foto: Kimberly Fraser / USFWS Mountain-Prairie, Lizenz: CC BY 2.0

En su artículo de una sola página, la autora afirma que los animales «son puestos en libertad tras su cautiverio sólo en raras ocasiones». Eso no es cierto. Entre otros, el hurón patinegro (foto de la derecha) es el mejor ejemplo de todo lo contrario.  También son ejemplos el llamado cóndor californiano y el caballo de Przewalski. Existen ejemplos de muchas especies.

Afirma también que la elección es muy selectiva: «Según un esudio publicado por la revista Science (Conde et al., 2011), en los parques zoológicos se pueden encontrar del 20 al 25 por ciento de todas las especies amenazadas del planeta. Si hablamos de los reptiles, la cifra alcanza tan sólo un tres por ciento. También pone de manifiesto que los mamíferos bonitos venden más que los lagartos».
Existen poco más de 5400 especies de mamíferos, de las cuales una de cada cuatro está amenazada. Hablamos casi de 1400 especies. Según el estudio, los zoos poseen alrededor de 350 especies de mamíferos. Si nos referimos a los reptiles estamos hablando de un total de 10450 especies. Una de cada cinco especies está amenazada. Por lo que hablamos de 2100 especies. Si este estudio fuera cierto, esta cantidad alcanzaría alrededor de 63 especies en los zoos.

La autora tiene un problema: Todo el mundo puede ver este estudio. Todo apunta a que ha confundido a los reptiles con los anfibios. Según el estudio, cuyos resultados aún no son definitivos, los zoológicos acogen el 37% de las especies de anfibios amenazadas. En realidad los anfibios rondan el 3%. Existen en total unas 7000 especies de anfibios. De éstas, el 41% fueron incluidas en el estudio para determinar el 3%. Lo que nos lleva a 2870 especies. Según el estudio, son 86 las especies que podemos encontrar en los zoos.

Froschausstellung im Zoo Köln | Foto: zoos.media

¿Por qué ocurre eso? Los zoológicos modernos quieren dar una imagen de que protegen todo el ecosistema. Esto se consigue mediante embajadores de las especies en hábitats seminaturales. La mayoría de las especies de anfibios no exceden los 20 centímetros de longitud y por eso, es difícil verlos dentro de los terrarios. No se puede representar el hábitat de la selva tropical en un recinto cercado para la rana dardo venenoso. Para poder representar la selva tropical, un zoológico podría construir un recinto grande en el que los anfibios podrían perderse, pero si no viven en su correspondiente terrario los visitantes no tendrían oportunidad de verlos Para poder mostrar la selva tropical a los visitantes es necesario contar con especies más grandes, de la familia de los mamíferos, peces y reptiles.
Protegiendo a los embajadores se beneficia a los ecosistemas, porque no se puede proteger a una especie de forma aislada, sino que siempre se debe conservar el ecosistema en su conjunto.

Sería bueno que Saskia Gerhard hubiera leído el estudio hasta el final. En él se puede leer que los zoos son la tercera fuerza más grande del mundo en lo que se refiere a la conservación de la biodiversidad. La última frase desacredita todo lo que expone en su artículo: «Dada la importancia del desafío de la biodiversidad, es importante que los organismos dedicados a la conservación y los responsables políticos consideren el potencial que la red mundial de parques zoológicos podría aportar».

¿Podemos tratar de convencernos realmente de que estamos salvando especies en lugar de encerrarlas?

Rothschild-Giraffen im Zoo Olomouc – die Art ist bedroht und wird von Zoos erhalten, erforscht und geschützt. | Foto: Korinek, Lizenz: CC BY-SA 3.0

La autora también afirma: «Los animales en cautiverio enferman y alcanzan edades muy avanzadas, muchos incluso muestran una misericordia que no se ha conocido en la naturaleza. Muchos animales de los zoológicos son sacrificados anualmente porque su comportamiento se vuelve demasiado complicado o porque simplemente ya no son de utilidad».  Esta declaración es completamente desmedida. Por un lado, la cifras no tienen ningún sentido, no se puede sacrificar a los animales en Alemania con facilidad «porque su comportamiento se haya vuelto demasiado complicado o simplemente ya no sean de utilidad». No es legalmente posible hacer esto.

Después formula la peliaguda tesis, como si fuera la quintaesencia de un desfile de argumentos vergonzosos y fácilmente refutables: «En realidad nos fascinan los animales salvajes exóticos y lindos porque se puede ganar dinero exhibiéndolos». Al igual que muchas otras instituciones culturales, los zoológicos son negocios subvencionados. Uno puede enriquecerse culturalmente, pero no económicamente. Cualquiera que piense que podría enriquecerse con la conservación de alguna especie o con los programas educativos, está totalmente equivocado. Incluso los sueldos de las personas que trabajan en el sector son bastante bajos en comparación con otros sectores. Probablemente, un cuidador de Zoo gana semanalmente mucho menos que una escritora autónoma y, además, su trabajo no acaba en el fin de semana. Sin embargo, el cuidador hace mucho más por la protección de la naturaleza y las especies que la autora, que con semejante artículo ha firmado su sentencia periodística de bancarrota.

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