Portrait eines bedrohten Lear-Aras | Foto: Loro Parque

Derechos de los animales, derechos humanos y los zoos

Exclusiva para zoos.media, 19/03/2017 Autor: Philipp J. Kroiß

Se habla mucho pero se sabe poco de ética animal. En el siguiente artículo se habla de las causas del actual debate ético sobre los animales en los zoológicos.

Derechos de los animales y derechos humanos

Se ha hablado y escrito mucho sobre los derechos de los animales y de la ética animal pero se ha profundizado muy poco en el tema. Este artículo pretende acabar con eso explicando el concepto ético básico desde la doctrina universitaria actual.

¿A quién pertenece?

Bonobo im Zoo. | Foto: Psych USD, Lizenz: CC BY-SA 3.0

La cuestión, esencial para un primer análisis, busca la respuesta a la pregunta: ¿quién pertenece a la comunidad considerada moral? Existen tres modelos explicativos: Las teorías de las características, las teorías de la especie y las teorías del reconocimiento.

Los derechos humanos se basan sólo en la filiación genética de la especie humana. Son, por decirlo utilizando un concepto genérico del ámbito de los derechos de los animales, especistas. El reproche es que, por ejemplo, mediante la aceptación de las afirmaciones de las teorías especistas se discriminan las demás.

Los entes radicales de los movimientos animalistas utilizan el término «especista» como un insulto y comparan a los teóricos de la especie con grupos racistas o similares. Desde un punto de vista ético esto es completamente falso, porque el «especismo» se apoya en hechos objetivos, pero el racismo, no: el racismo hace una clasificación de las personas completamente alejada de la realidad. Por lo tanto, el racismo es éticamente insostenible, ya que la ética requiere, como cualquier ciencia seria, que las teorías estén basadas en hechos.

Teorías de las características

Los teóricos de las características ignoran las fronteras entre las especies: tanto los seres humanos como los animales son valorados por sus características. Naturalmente, las características manifiestas también repercuten sobre los derechos morales que se derivan de éstas. Echemos un vistazo a las dos direcciones más discutidas, que también son importantes para la cuestión.

Sensibilidad al dolor

De la sensibilidad real al dolor surge una exigencia moral contra aquello que causa dolor injustificado. Cuando un ser vivo está provisto de la capacidad de experimentar dolor, simplemente no se le puede infligir. Causar dolor justificadamente sólo sería posible en una situación de legítima defensa, en la que tal acción estaría moralmente justificada.

Lo que a menudo se malinterpreta es que estos fundamentos éticos no prohíben el homicidio: El homicidio indoloro sigue siendo posible.

Peter Singer (Quelle: Joel Travis Sage/Wikipedia)

«Para tener la capacidad de sufrir o de alegrarse es un requisito previo poder tener intereses, una condición que debe cumplirse antes de que podamos hablar sin sentido de los intereses. Sería absurdo afirmar que cuando un niño le da una patada a una piedra por la calle, está yendo en contra de los intereses de la piedra. Las piedras no tienen intereses porque no pueden sufrir. Nada de lo que pudiéramos hacerle influiría de ninguna manera en su bienestar. En cambio un ratón sí tiene interés en que no lo atormenten». – Peter Singer, Ética práctica 3.A., P. 101 [traducido de una cita alemana]

Está demostrado que el ratón de Singer es sensible al dolor, y por eso tiene el derecho moral a no ser atormentado. Tanto el tormento del animal como su sensibilidad al dolor deben estar científicamente comprobados, lo que ocurre en el caso del ejemplo de Singer. Sin embargo, no basta sólo con la idea de que el animal es atormentado. Es por este motivo que existen debates acerca de los peces y su sensibilidad al dolor. En cuanto a la cuestión de cuándo sienten los seres humanos dolor, sólo cuando se puede comprobar la sensibilidad al mismo surge el derecho de no tener que sufrirlo injustificadamente.

Habilidades cognitivas

Delfinkalb Debbie im Zoo Duisburg putzmunter | Foto: zoos.media

Entre las habilidades cognitivas encontramos cualidades como la racionalidad, la capacidad de lenguaje y la confianza en uno mismo. También la posibilidad de no cometer asesinatos, porque con ello echaríamos a perder nuestros planes de futuro. Su comprobación es más complicada y, generalmente, sólo puede comprobarse tras haber transcurrido mucho tiempo.

Aquí tampoco se tiene en cuenta la pertenencia a una especie, sino que se juzga según las bases de la investigación factual de estas características. No obstante, también se descartan como personas a los embriones, los recién nacidos o las personas dementes, en relación con distintas etapas y con una serie de respectivos derechos morales.

El ratón de Singer saldría huyendo: No está demostrado que la especie animal en general, o cada individuo de la especie tenga racionalidad, habilidades lingüísticas, confianza en uno mismo o planes de futuro. Casi todos los animales comparten el mismo destino y, en el caso de animales distintos a los ratones, no existen pruebas concluyentes.

Clasificaciones

En el marco de las teorías de las características, las diferentes clasificaciones entre los seres vivos dependen de las diferentes etapas, independientemente de la especie a la que pertenezcan, pero sólo de aquellas características demostradas, porque es de ellas de las que surgen los correspondientes derechos morales.

Es importante destacar que las teorías de las características no descartan que las personas, en determinadas etapas, dispongan de derechos comparables a los derechos humanos. Hay que entender que el hecho de tratarse de un ser humano no garantiza que se deban tener ciertos derechos. En este sistema, los seres humanos pueden perder sus derechos morales o ni siquiera tenerlos.

Pertenencia a la especie

El principio de los derechos humanos se basa en el hecho de que simplemente por ser un ser humano, desde un punto de vista biológico, uno tiene una serie de derechos. Los derechos morales se tienen desde el momento en que uno es identificado como miembro de la especie. Uno no puede ser privado de sus derechos (humanos) inherentes. La ventaja de esto es que nadie puede poner en duda la condición de una persona especialmente vulnerable (por ejemplo, bebés o personas gravemente enfermas).

¿Es tan especial el ser humano?

¿Por qué sólo se habla de derechos humanos? La única especie que goza de los mismos derechos para todos sus miembros, es la especie humana. Por eso hoy día existen los derechos humanos. ¿En qué medida es éticamente necesario ofrecer estos mismos derechos a otras especies aunque, en el caso de aplicarlos a los animales, estos no tuvieran la posibilidad de elegir ni de opinar?
La moral desarrollada por el hombre no tiene nada que ver con la realidad cotidiana de los animales, donde se rigen por las leyes de la naturaleza, el más fuerte es el que gana y los demás son desechados sin piedad.

Junger Schimpanse im Loro Parque | Foto: zoos.media

Como queda comprobado, la especie humana es la única que se plantea estas cuestiones. Nos parecemos a los chimpancés pero las investigaciones de los comportamientos de los mismos, nunca han revelado que tengan planteamientos morales o se comporten moralmente igual a nosotros. No tiene mucho que ver con el respeto del derecho a la vida el hecho de que los chimpancés maten y se coman a su macho dominante. Vivimos la violencia del animal contra sus congéneres. Se producen duras peleas dentro de un grupo, pero también entre grupos distintos, que no tienen nada que ver con la moral.
Naturalmente, sabemos que las personas no siempre actúan bajo principios morales. Es cierto, pero la diferencia principal entre los seres humanos y los animales radica en la falta de sanción de los comportamientos inmorales en el reino animal. Mientras que entre los seres humanos, por ejemplo, la violación (moralmente totalmente correcta) tiene su correspondiente castigo, no ocurre lo mismo en el reino animal donde, obviamente, no se considera moralmente malo a un violador y, por lo tanto, no se le castiga. Basándonos en los derechos humanos, esto no sería posible dentro de una sociedad humana donde se actúa según la moral.

¿Dice esto algo en contra de los animales?

Oryxantilopen im Chester Zoo | Foto: Anthony Appleyard, Lizenz: public domain

En los círculos animalistas, la teoría de las especies se utiliza en contra de otras especies, al igual que el concepto «especismo» se usa como término polémico. Esto es poco realista, ya que las personas cuyo concepto ético del mundo se basa en el hecho de que los hombres, por el simple hecho de ser hombres, tienen los mismos derechos, no experimentan de manera automática el especiegoismo que este polémico término finalmente reprocha.

La protección de la naturaleza y de las especies no se contradicen con las teorías de las especies. Incluso los conceptos totalmente antropocéntricos no pueden ir de forma destructiva contra la naturaleza o exterminar especies, ya que destruir la naturaleza también implica destruir al hombre. Esto se traduce en la obligación moral de proteger la naturaleza y las especies.

Las teorías de las especies hacen imposible ampliar los derechos humanos a otras especies, ya que sencillamente dejarían de ser derechos humanos. Sin embargo, esto no quiere decir que discrimine a otras especies (al igual que el racismo y el sexismo), como han interpretado los animalistas de forma populista. Las teorías de las especies contradicen, más bien, cada uno de los principios del racismo o del sexismo.

Teoría del reconocimiento

Aquí se trata de un concepto social en el que la condición moral de un ser vivo es la base que genera determinados derechos atribuidos socialmente. Se basa especialmente en las conexiones emocionales. Destacado: «Tienes los derechos morales que nosotros digamos»

En esta teoría, la extensión de la unión moral entre distintas sociedades varía y está sujeta a cambios en el tiempo. No existe ninguna forma de seguridad jurídica para ningún ser vivo. Cabe destacar que en esta teoría el reconocimiento de los derechos morales depende de los fenómenos sociales de moda. Naturalmente, este reconocimiento es difícilmente cuantificable y también puede estar influenciado por intereses particulares antiéticos.

¿Y ahora qué?

Loro Parque: Orca Keto zeigt seinem Trainer seinen Bauch – ein Vertrauensbeweis. | Foto: zoos.media

Independientemente de qué teoría se trate: Es necesario comprobar científicamente los hechos. También es importante señalar que no existen razones éticas para prohibir los zoológicos de manera general. No existe una posición general anti zoológicos que tenga un fundamento ético.

Las alegaciones contrarias se basan en una comprensión ética falsa, que presupone que la ética es algo arbitrario. Únicamente el hecho de pensar que los animales sufren en los zoos no supone un argumento ético consistente para poder cerrar las instalaciones, hay que demostrarlo. Aquel que no pueda demostrar que los animales sufren en los zoológicos o que realmente tienen habilidades cognitivas demostradas, no tiene ninguna posibilidad de prohibir los zoos basándose en principios éticos. Nunca se han aportado dichas pruebas ni para los zoos ni para ninguna de las especies individuales que están en los mismos. Esto significa que los argumentos no tienen ningún fundamento ético.

Por el contrario, los zoológicos modernos están basados en fundamentos éticos. Este artículo ha ofrecido todas las herramientas para demostrarlo.

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