Delfín mular en el zoológico de Barcelona | Foto: Javi Guerra Hernando, Licencia: CC BY-SA 4.0

Zoo Barcelona: ¿Era evitable la muerte del delfín Anak?

Exclusiva para zoos.media – 20.11.2019. Autor: Philipp J. Kroiß

Tras la muerte del delfín Anak, los trabajadores critican a los políticos, quienes debilitaron enormemente al zoo a través de una serie de decisiones erróneas.

Zoo Barcelona: ¿Era evitable la muerte del delfín Anak?

Hemos informado sobre el destino del zoológico de Barcelona en el pasado. Ahora, la muerte de un delfín arroja luz sobre el fracaso de la política, convertida en juguete de la industria de derechos animales: primero, los políticos permitieron que el delfinario se deteriorase hasta un punto inacceptable y luego tomaron la decisión de destrozar el zoo al implementar el destructivo concepto ZOOXXI. Pero a las grandes palabras no les siguieron hechos – ¿acaso se trataba tan solo de frases huecas para complacer a los activistas, que habían hecho propaganda para su cuestionable concepto, con la promesa de que atraería a los votantes?

Wie Barcelona seinen eigenen Zoo zerstört

No se invierte en el delfinario

Horas tras la muerte del delfín Anak, Damià Gibernet, del comité de empresa, encontró – según El País – unas palabras muy claras con las que criticaba que tras la decisión de abandonar la tenencia de delfines, nada cambió. Para los delfines todo quedó como estaba, el delfinario no fue modernizado y los animales tampoco fueron trasladados a las prometidas jaulas de red. La promesa se hizo en 2016 y una instalación semejante, eufemísticamente llamada santuario, no existe hasta la fecha. Entre tanto, los trabajadores del zoo intentan sacar lo mejor para los animales.

Con Anak, que llegó a cumplir 34 años y por lo tanto vivió bastante más que sus congéneres en la naturaleza, el grupo perdió a la matriarca. Antonio Alarcón, director del zoo, mostró su preocupación acerca de la reacción del grupo, con respecto a su comportamiento social. El vírus que acabó con la vida de Anak también ha infectado a los otros tres delfines machos que también viven en la instalación. Esta supuestamente iba a ser modernizada en 2015, para cumplir con las nuevas regulaciones, sin embargo, tras campañas de los animalistas el ayuntamiento detuvo la modernización.

El zoo se ha convertido en síndico de la quiebra política municipal, cuyos líderes han dejado que la industria de derechos animales y sus campañas les tomen por necios. Son los animales quienes sufren estas consecuencias, aunque tienen suerte de tener a sus cuidadores, que sacan lo mejor de las situación por el bien de sus protegidos. En 2015 y 2016 los cuidadores habían señalado que el plan de un santuario era inviable y pura fantasía, pero los políticos decidieron ignorar este consejo y seguir en su lugar el de populistas. Ahora los cuidadores exigen una revaluación acerca de la modernización del delfinario.

Streik im Zoo von Barcelona!

La industria de derechos animales intenta negar toda culpa

Cuando El País abordó este tema, los activistas que apoyaron el maligno concepto ZOOXXI negaron toda culpa, apuntando en su lugar a la comunidad zoológica – siendo esto claramente falso, ya que son los políticos y activistas quienes mantienen a los delfinos prisioneros de su errónea y cuestionable agenda política. Los representantes de la industria de derechos animales todavía hablan de un santuario, el cual llevan prometiendo desde hace ya años sin el más mínimo rastro. Sostienen tener una alternativa mejor para los animales de Barcelona, pero no cumplen su promesa.

De hecho, la mayor parte de culpa respecto a la miseria desplegada pertenece a los activistas, que apoyaron la campaña. Si estos no hubiesen divulgado mentiras sobre el zoo que más tarde llevarían a decisiones políticas erróneas, nada de esto hubiera ocurrido. Sin las campañas llenas de mentiras el delfinario hace tiempo que habría sido modernizado, los animales dispondrían de mejores instalaciones y quien sabe, quizás Anak seguiría con vida. Habría pasado los últimos años de su vida en un delfinario conforme con los estándares modernos y hogar apropiado para un delfín mular.

Pero fueron los animalistas quienes privaron a Anak, su grupo y a la ciudad de Barcelona de esta perspectiva. En lugar, los delfines siguen víctimas de una política e ideología cuestionable. Y finalmente cabe preguntarse cuantos delfines tienen que morir para que los políticos dejen atrás las fantasías de los animalistas y dediquen su tiempo a reforzar en lugar de debilitar su propio zoo. ¿Cuánto se beneficiaría Barcelona de un zoológico fuerte, dirigido por expertos y no dudosos activistas? Anak no ha vivido para verlo, pero quizás los demás delfines sí lo harán – y en su interés lo esperamos.

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