Ya el matemático griego y místico Pitágoras fundó una comunidad ascética en la que, por razones éticas, se prescindo el consumo de carne.
También para Siddarta Gautama Buddha, el vegetarianismo era parte de un amplio ascetismo. Según el budismo, a los monjes budistas no se les permite comer carne, al menos cuando el animal ha sido específicamente sacrificado y consumidor tenía conocimiento de ello. Para todos los vegetarianos de la antigüedad, era importante que la actitud responsable hacia los animales fuera considerada buena para la moralidad y el alma humano. El hecho de que un animal pudiera tener derechos por sí mismo no importaba. De alguna manera, sin embargo, los animales ya eran considerados como “sujetos legales” en la Edad Media y en el siglo XVII. Existían negociaciones judiciales contra animales, que por ejemplo habían atacado a personas.
Incluso se les facilitaban abogados para su defensa. Si se les condenaba, también eran muchas veces ejecutados por ahorcamiento. También fueron juzgados escarabajos sanjuaneros. Un perro que no protegiera a su amo en una situación de peligro también podía ser acusado por omisión de ayuda. Incluso en la Biblia, los animales están parcialmente integrados en los derechos humanos. En el segundo libro de Moisés se dice que si una vaca empuja a un hombre o a una mujer y fallecen a causa de ello, entonces morirá el animal lapidado, y no estaría permitido comer su carne, pero el dueño del animal permanecerá libre de culpas.
En la época moderna, el político y filósofo francés Michel Eyquem de Montaigne posiciono a los humanos y los animales al mismo nivel dentro de su filosofía en el siglo XVI, aunque no era vegetariano. En el siglo XVII, el comerciante inglés Thomas Tryon exigió la no violencia contra todo tipo de animales y desarrolló la idea de que los animales tenían sus propios derechos. Todo esto también formaba parte de su modo de vida ascética total. El pensamiento sobre los derechos de los animales también lo encontramos en Arthur Schopenhauer, quien no es conocido como un gran amigo de los seres humanos y argumento que: “Los animales no son un producto para el uso por los seres humanos. No es misericordia lo que debe sentirse hacia los animales sino justicia.”
Los principios básicos de la filosofía moderna de los derechos de los animales se remontan al filósofo inglés Jeremy Bentham, que vivió en los siglos XVIII y XIX.
Bentham anunció que no importaba si los animales podían pensar o hablar, que lo decisivo era la capacidad de sufrimiento y de dolor que poseían. La base de su pensamiento era el “utilitarismo”, una escuela filosófica, que considera que el objetivo de la acción humana es lograr el máximo de ventajas con las mínimas desventajas posibles. Como definición de que es una ventaja o desventaja, Bentham fijo “el dolor” como criterio de diferenciación. “¿Por qué?”, preguntó, “¿debería de trazarse una frontera entre humanos y animales? ¿Es debido a la capacidad de pensar o tal vez la capacidad de hablar? Pero un caballo adulto o un perro sería incomparablemente más razonable y más comunicativo que un bebé humano de un día, de una semana o incluso un mes de edad. Pero supongamos que no fuese así, ¿qué importaría?. La pregunta no sería: ¿pueden pensar? ¿O pueden hablar? ¿Sino, pueden sufrir?” El propio Bentham era al mismo tiempo un partidario de un estado totalitario, pero no era vegetariano, y no rechazaba matar y comer animales, ya que éstos, según su argumentación, al no tener conocimiento de su muerte y su ejecución se realizaría a manos del hombre, su sufrimiento sería inferior al sufrimiento que le esperaría con la muerte por el transcurso natural.
En el siglo XIX, los vegetarianos comenzaron a organizarse. En 1801, se fundó en Londres la primera asociación vegetariana. En 1824 la primera organización de bienestar animal, la “Sociedad Real para la Prevención de la Crueldad a los Animales”, que fue constituida por razones éticas, a favor de una dieta vegana, por los fundadores. Henry Salt también publicó en 1892 un manuscrito titulado “Derechos de los Animales”, al que se refieren muchos de los autores actuales de los derechos de los animales. En Alemania, se fundó la “Asociación alemana para la vida natural (vegetarianos)” fue por el pastor nombrado Eduard Baltzer en 1876, y en 1892 varias organizaciones unieron sus fuerzas para formar la “Federación Vegetariana Alemana”. La idea de bienestar animal fue restaurada por los socialistas nacionales, que aprobaron la primera ley de bienestar animal y prohibieron los experimentos con animales. Heinrich Himmler escribió, que sólo un “ario” –germano – sería capaz de considerar al animal dentro de sus leyes, mientras que en innumerables otros países de esta tierra no tienen derechos. Adolf Hitler, mismamente, era vegetariano.