En realidad, los activistas de los derechos de los animales se ocupan reocupan por todos los animales, desde el gran simio hasta la abeja. En la práctica, su participación se limita a los animales de granja o animales bajo el cuidado de los seres humanos, es decir, un porcentaje muy pequeño del total de más de 1,3 millones de especies animales conocidas en todo el mundo.
Según los defensores de los derechos de los animales, que quieren que los animales tengan el mismo derecho a la vida como los seres humanos, consideran que el matar a un animal es un asesinato. Según este concepto, cada activista de los derechos de los animales estaría también considerado como un asesino y por consecuente debería de estar detrás de rejas, debido a que también mata diariamente a los animales pequeños no identificados, aunque sea simplemente porque se pisan al caminar.
Debido a que esto sería una estupidez, se produce un debate respecto a partir de qué grado de la evolución se les otorga este derecho. Algunos piensan, que debería de aplicarse a todos los animales mamíferos o con capacidad de sentir dolor y otros quieren incluir a todos los animales vertebrados. Así mismo, hay algunos que son reacios a comer miel, porque lo consideran una explotación de las abejas, así mismo aplican la misma teoría como solidaridad a los gusanos de seda. Hay un consenso de que las formas de vida muy primitivas, como los virus o las bacterias, no son incluidas dentro de la comunidad de iguales. Por otro lado, la organización de derechos de los animales PETA incluso han abogado y criticado los Pokemons – video juego – afirmando que promueve a la fantasía virtual de la lucha organizada de animales restando importancia en el mundo real.
