Dragón de agua chino (Physignathus cocincinus) en el Jardín Zoológico Lituano | Foto: Lietuvos zoologijos sodas, licencia: CC BY-SA 4.0

El antropomorfismo es la mayor amenaza para la protección animal

Publicado en protecttheharvest.com.

Tratar a los animales como personas a la hora de establecer estándares y reglas no lleva precisamente a actuar en el mejor interés de los animales.

» leer el artículo completo

Nota: Los animales no son personas, aunque los humanos si pertenecen biológicamente al reino animal y son una propia especie. Esto no tiene porqué ser contradictorio, ya que también entre los animales hay diferencias: al fin y al cabo, und león no es un delfín. Por lo tanto, en lo que respecta al bienestar y la protección animal, no tiene sentido preguntarnos como nos sentiríamos nosotros en el lugar del animal – aunque la opinión contraria también es popular, por lo empática que es. No obstante, proyectarse en un animal no es ni empático ni señal de amor por el, es irrespetuoso. Respetar a los animales significa respetarlos tal y como son y no como quisiéramos que fuesen.

Esto significa también admitir que los chimpancés pueden ser increíblemente brutales y actuar de forma no ética. También significa admitir que las violaciones son una parte aceptada del día a día en las poblaciones de delfines. Al igual, hay que aceptar que una manada de leones no se plantea cuestiones morales a la hora de cazar. Probablemente el antropomorfismo más flagrante sea la demanda de algunos animalistas de alimentar también a los carnívoros de manera vegana. De hecho, piensan estar contribuyendo a la protección y al bienestar animal. Tal maltrato animal es aceptado por la industria de derechos animales, pues, en efecto, corresponde a la ideología del movimiento imaginarse que los animales son como las personas.

No obstante, la protección animal verdadera empieza cuando se tienen en cuenta aquellas necesidades de los animales que no concordan con la ideología animalista. La insinuación de que los animales quieren “libertad” es tan abstrusa como la imposición del veganismo: en la naturaleza no hay libertad, por lo que los animales nunca llegan a vivirla y no tienen un concepto abstracto de ella. La definición de la “libertad” es además una cuestión muy filosófica – desde la definición a las teorías, hasta la representación en el mundo real. Sin embargo, no se trata de una necesidad animal. Las necesidades animales sí que se dejan determinar con ciencia. Es por ello, que los zoológicos y acuarios investigan constantemente cómo lograr que la vida de los animales bajo cuidado humano y en la naturaleza sea lo mejor posible. Proteger a los animales significa investigar y no perderse en antropomorfismos.

Comparte esta publicación