Der Orca Keiko bezahlte das Scheitern des Auswilderungsversuchs mit seinem Leben. | Foto: U.S. military or Department of Defense, Lizenz: public domain

Keiko eligió a la gente, los animalistas su muerte

Exclusiva para zoos.media, 07/05/2017 Autor: Philipp J. Kroiß

«Liberar a toda costa» era la agenda que perseguían HSUS y su jefa de biología, la Dra. Naomi Rose, y que según aclara Mark Simmons: costó a Keiko la vida.

Keiko eligió a la gente, los animalistas su muerte

En Halsa era toda una atracción: una orca que disfrutaba visiblemente de la interacción con las personas, jugando con los niños y permitiéndoles montar en ella. Anteriormente había vivido por error en el mar, sin tener contacto con otras orcas y sin poder cazar. Regresó con la gente, y a lo que había estado acostumbrado durante años: Keiko.

«En vida, fue sin duda la ballena más famosa de la historia. Tras su muerte, se convirtió en el caso más sonado de abuso animal en todo el mundo, algo que aún no se puede medir». – Mark Simmons (Killing Keiko)

Naomi Rose y Keiko

La Dra. Naomi Rose, como bióloga jefe de la Humane Society of the United States o HSUS (Sociedad Humanitaria de los Estados Unidos) tomó las riendas del proyecto de liberación de Keiko, cuando la Ocean Futures Society (OFS) se retiró. Mark Simmons la describe como una mujer, que aprecia más a las ballenas que a otros animales, incluso más que a las personas. Sin embargo, no tenía más experiencia en el comportamiento de las orcas que cualquiera de los visitantes de SeaWorld.
«Los entrenamientos no servían para nada», describe Simmons su actitud. Ella pensaba que debían ser los biólogos los que tomaran en sus manos las riendas. Simmons describe su obstinada determinación: estaba decidida a mostrar a todos que era posible incluso desafiar a los mejores candidatos. A pesar de su actitud también contrató a un entrenador: Colin Baird. En realidad, él no tenía experiencia en la cría moderna, sino que sólo conocía métodos de cría que eran anticuados incluso para la época: Los de Sealand of the Pacific.

Volver con la gente

Keiko desapareció durante tres semanas. No existen pruebas suficientes de que durante este tiempo pudiera haberse reunido con sus congéneres. La HSUS estaba en la cima del proyecto en ese momento y Rose desempeñó un papel importante en la toma de decisiones. Su rechazo a la biología del comportamiento fue notable: era artificial y una mera creación de los zoos. No son necesarios entrenadores sino biólogos, fue su nueva consigna.
La HSUS acordó con el Earth Island Institute: «La liberación cueste lo que cueste» Según informó Mark Simmons. En las filas de la Free Willy Keiko Foundation (FWKF) también se repetía la consigna «better dead than fed» (mejor muerto que alimentado), Simmons describe la actitud de los grupos de animalistas que tomaron las decisiones en el proyecto.

Los primeros en alcanzar la posición de Keiko en Halsa (Noruega) fueron Colin y Fernando Ugarte. Sólo querían mirarlo atentamente desde lejos, pero los barcos despertaron la curiosidad de Keiko y cuando reconoció a Colin en la cubierta quedó claro que no había olvidado a los humanos, buscaba la proximidad. De repente, el resto de embarcaciones dejaron de tener interés.
El segundo día Colin decidió dejar a la ballena un tiempo a solas, y unos niños se acercaron a la orca. Nadaron y jugaron juntos y las imágenes se propagaron rápidamente, también a través de internet. Comenzó a venir gente de todas partes.

«Keiko había vuelto con su familia humana y todo parecía perfecto, si todo se hubiera quedado así». – Mark Simmons (Killing Keiko)

Trataron de detener a la masa de gente, pero no fueron capaces de enfrentarse a ella. En este momento el proyecto parecía haber fracasado claramente. La gente le daba comida y otras cosas. El entrenamiento de destete, que ni siquiera se había completado del todo cuando desapareció, fue llevado a cabo por su sobrina.

Naturalmente, se podía conseguir información médica más fácilmente mediante el contacto directo. Delante del inexperto equipo no parecía hambriento, incluso llegaron a pensar que había comido. Un error que cometen muchos escépticos. Las orcas del tamaño de Keiko pueden pasar más de seis semanas sin comer y no mostrar cambios significativos en la condición de su cuerpo, como ya se sabe, y Mark Simmons explica.

Reintroducción fallida

Halsa había demostrado algo: la orca no podía ser destetada de los humanos con éxito. Seguía siendo una orca que no evitaba a las personas, cosa que hacía imposible que pudiera emigrar, lo que haría fracasar la empresa. El «frío retiro» de su aventura en el mar no había cambiado eso.

La HSUS y, sobre todo, Naomi Rose, no quisieron responsabilizarse. Trataron de mantener alejada a la gente. Como solución provisional, acabó en un alojamiento de paso sin la necesaria infraestructura.
Naturalmente, el animal tuvo que ser entrenado, y dicho entrenamiento consistió en el mismo de antes, uno poco profesional. Consistía en un escaso repertorio de conductas y pocos cuidados veterinarios profesionales con rudimentarios análisis de laboratorios. Apenas recibía estímulos. Una triste visión para las orcas que tuvieran que vivir alguna vez bajo el cuidado de Rose en el Whale Sanctuary Project.

Keiko esperaba la llegada de compañeros de juegos que ya nunca más vendrían. Mientras tanto, cada vez le daban menos de comer porque pensaban que podía buscar su propia comida. No lo hizo. Su aspecto era cada vez peor. Le faltaba el agua dulce de primera necesidad que obtenía del pescado. La hidratación crónica debilitó sus órganos. Cuando apareció la neumonía, ya no había nada que hacer. Una noche le fallaron las fuerzas y no pudo mantener su cuerpo más tiempo por encima del agua. Se hundió en el fondo del mar y murió.

«Su muerte se podría haber evitado fácilmente. De hecho, el resultado de las medidas tomadas contra la parte responsable [del proyecto] disponía: «liberación a cualquier precio».
Peor aún, las prácticas de sus cuidadores, basadas en la ignorancia, causaron a Keiko una gran confusión. […] Keiko había tomado su decisión. Nunca dudó de su determinación y mostró su decisión de vivir con las personas, que dejó ver claramente una y otra vez.
La decisión [de ser liberada] nunca fue suya. La verdad prevaleció en nuestro pensamiento lo que quedaba de aquel fatídico día [en el que llegó la noticia de la muerte], y durante muchas semanas y años después. Hemos sido arrastrados a creer que la ignorancia se compensa con compasión. Al final, el amor de un animal se impone a los planes de los hombres. Literalmente y simbólicamente, Keiko representó una amplia gama de ideales personales, sociales y políticos, que se extendieron más allá del tiempo y la geografía.
En vida, fue sin duda la ballena más famosa de la historia. Tras su muerte, se convirtió en el caso más sonado de abuso animal en todo el mundo, algo que aún no se puede medir». – Mark Simmons (Killing Keiko)

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