Publicado en nzherald.co.nz el 01.03.2022.
Como no se espera que el turismo en Nueva Zelanda se recupere de las medidas en los próximos años, el Rainbow Springs Nature Park – hogar del criadero nacional de kiwis – va a cerrar.
Nota: Ya en verano de 2020, la IUCN advirtió de que las medidas adoptadas por la pandemia de Covid-19 amenazan a la conservación al debilitar a las instituciones zoológicas, por ejemplo.
Entre otros el gobierno de Nueva Zelanda ha ignorado tales advertencias y mantenido las duras medidas. La estrategia No-Covid o Zero-Covid ha fracasado rotundamente en Nueva Zelanda. Incluso las medidas más duras no han podido parar la propagación del virus.
Este error político les costará la existencia a muchas instituciones y centros de conservación. La variante omicrón ha eclipsado espectacularmente todo lo visto hasta ahora en Nueva Zelanda. El gobierno trata de acabar con la resistencia de muchos neozelandeses contra las medidas aparentemente ineficaces mediante excesos de violencia contra los manifestantes. Al mismo tiempo, la vacunación obligatoria ocupacional ha fracasado ante los tribunales y la oposición solicita que se reconsideren las demás medidas fuertes. El modelo de los seguidores de una política dura se puede calificar como fracaso ante esta derrota evidente. En Europa, la mayoría de países celebra su llamado Freedom Day (Día de la Libertad); solo Austria y Alemania están optando por un camino especial siguiendo el modelo neozelandés.
Comentario: Nueva Zelanda ha pagado un precio alto por esta estrategia finalmente ineficaz: el turismo está por los suelos y no se sabe cuando se recuperará. El turismo internacional fue una clave del éxito del Rainbow Springs Nature Park. El parque, establecido en 1931, sobrevivió una guerra mundial, pero la crisis del coronavirus ha sido demasiado. Esto refleja la presión de las medidas sobre el turismo. No ocurrió sin previo aviso. Queda observar durante cuánto tiempo más algunos países continuarán aplicando medidas sin evidencia y arruinando el turismo. En muchos países del mundo, el turismo es la única forma de financiarse para los centros de conservación.
