Exclusivamente para zoos.media – 15.10.2018. Autor: Philipp J. Kroiß
La respuesta corta es no. La respuesta larga se detalla en el artículo, que incluye ejemplos ilustrativos y muestra lo importantes que son las instituciones zoológicas.
¿No es mejor proteger a los animales sólo en su hábitat natural?
Muchas personas se hacen esta pregunta – también debido a que animalistas y pseudoexpertos lo afirman reiteradamente. Un buen ejemplo es la declaración del profesor de filosofía teórica Markus Wild, que en cierta ocasión se aventuró en el campo de la filosofía práctica y fracasó estrepitosamente. Afirmó que ellos, en lugar de financiar recintos bonitos para los gorilas de zoológico, protegen a los gorilas de montaña en Uganda y apoyan a quienes los protegen de los cazadores furtivos. De haberse informado algo mejor, sabría que no hay “gorilas de zoológico”. Por lo general, los zoológicos albergan gorilas occidentales de llanura, cuyo estado de amenaza, por cierto, es el mismo que el de los gorilas de montaña y que, por tanto, también necesitan que se lleven a cabo grandes esfuerzos de conservación tanto ex situ como in situ. La prevención de la caza furtiva tampoco es la solución de todo el problema ya que su hábitat se encuentra en grave peligro incluso sin la caza furtiva.
Ejemplo: Gorilas de montaña
Sin querer detenernos demasiado en las declaraciones e ideas de un cuestionable experto, tiene sentido fijarse en los gorilas de montaña para responder a la pregunta inicial. La especie es un ejemplo excelente para refutar sus propuestas erróneas y las de muchos otros. Los gorilas de montaña están prácticamente extintos en la naturaleza – ya no quedan gorilas de montaña realmente salvajes puesto que su hábitat se ha visto reducido a dos áreas protegidas: uno en las montañas Virunga y otro en el Bosque Bwindi.
Ambos parques nacionales están gravemente amenazados. Salvalaselva.org está luchando contra una plantación de té en la zona de amortiguamiento del Parque Nacional del Bosque Impenetrable Bwindi y, como todo aquel que ha seguido las noticias sobre el tema sabe, la explotación petrolera supone una amenaza existencial para el Parque Nacional de Virunga. Como todo en la vida, los problemas son mucho más complejos de lo que las soluciones teóricas aparentemente sencillas hacen parecer. Así pues, hay que plantearse durante cuánto tiempo más será posible proteger a los gorilas de montaña sin ponerlos bajo cuidado humano. Algunos cuantos animales ya viven bajo cuidado humano, no obstante, un programa de cría coordinado sería aconsejable para el futuro – también para investigar mejor a la especie. Si se sigue recortando el espacio de los parques nacionales, la concentración de animales pronto será muy alta en el área menguante y capturar a algunos de ellos será mejor opción que matarlos.
Actualmente ya se está conservando a los gorilas de montaña también ex situ. ¿Cómo es posible sin una población de cría? Quienes se interesan por los gorilas de montaña seguramente conocerán a los Gorillas Doctors. Están especializados en la atención médica de gorilas orientales en situación de peligro, es decir, los gorilas de montaña y los gorilas orientales de llanura. Estos héroes cotidianos reciben su entrenamiento en zoológicos como el Houston Zoo:
Sin la medicina veterinaria y experiencia de los zoológicos, el proyecto, que ayuda en gran medida a las especies amenazadas, resultaría imposible. Por consecuencia, los “recintos bonitos” para “gorilas de zoológico”, como dice Wild, también ayudan a los gorilas de montaña. El Columbus Zoo y Acuario es otro zoológico que apoya a los Gorilla Doctors y está muy implicado en la conservación de los gorilas de montaña. No obstante, se está haciendo mucho más. En 2001, se luchó con éxito contra enfermedades transmisibles de humanos a gorilas. Desde 2004, se financió el cuidado de 12 gorilas confiscados además de la investigación necesaria para averiguar si podrían ser reintroducidos en la naturaleza, la cual más tarde fue trasladada de Ruanda al Congo. Todo esto fue y es posible, según las palabras del profesor, gracias a los “recintos bonitos para gorilas de zoológico” – ya que, de otro modo, faltarían los conocimientos al igual que la cantidad de dinero que requiere un proyecto semejante.
La combinación es esencial
El ejemplo de los gorilas de montaña demuestra: sin la combinación de medidas ex situ, es decir, fuera del hábitat natural, e in situ, dentro del hábitat natural, la conservación no funciona. La respuesta a muchas preguntas científicas solo se puede obtener bajo cuidado humano y no en la naturaleza, y los conocimientos acumulados forman la base de toda labor de conservación seria. Un buen ejemplo son los delfines de río (ínidos). En el vídeo, una experta de renombre habla sobre lo importante que es esta combinación para poder desempeñar una labor de conservación adecuada:
La conservación integral implica hacer algo por los animales tanto in situ como ex situ. En ocasiones, esto funciona de manera indirecta, pero otras veces es necesario tener ejemplares bajo cuidado humano para salvar a una especie de la extinción. No obstante, sin combinación alguna, no es posible llevar a cabo una conservación efectiva. Por ello, no es suficiente proteger a una especie solo en su hábitat, sin adoptar otras medidas. De todos modos, para muchas especies, la vida solo es posible en zonas protegidas, que son refugios para la naturaleza, en las que primero deben recuperarse. Los zoológicos y acuarios llevan a cabo una parte considerable de la investigación sobre cómo lograrlo.
Las instalaciones zoológicas han demostrado en numerosas ocasiones que este método funciona y han salvado especies enteras gracias a él. Un ejemplo es el guacamayo de Lear, que fue salvado gracias a la combinación de medidas ex situ e in situ:
Otro ejemplo memorable es el cóndor de California:
El órix blanco o de cuernos de cimitarra es un buen ejemplo entre los mamíferos:
Todo esto no habría sido posible sin los “recintos bonitos” y la inversión correspondiente. Además, las especies mencionadas no son las únicas especies que se han beneficiado y aún benefician del concepto. Salvar especies no es un sprint sino un maratón. Cualquiera que piense que es suficiente invertir unos cuantos millones en la prevención de la caza furtiva, en lugar de en instalaciones modernas para animales en centros de conservación, como son los zoológicos y acuarios, entiende tan alarmantemente poco sobre la conservación que no debería presentarse como experto. Rara vez, una especie que necesita protección sufre debido a un solo problema con fácil solución.
Desde hace tiempo que la caza furtiva se ha convertido para los animales en solo un enorme problema entre muchos problemas enormes. La pérdida de hábitat, por ejemplo, es un gran problema en todo el mundo y, a menudo, tiene un efecto dominó de problemas. No se salva especies diciendo “solamente tendríamos que hacer esto”. Es necesario dedicarse realmente a los animales, estudiarlos, investigarlos, adquirir conocimientos e implicar a la población local. Reducir esto a un aspecto simplista puede sonar bien, pero no ayuda a la conservación.
Trivializar la conservación, es decir, alardear y pregonar soluciones simples, no solo supone tomar por tontas a las personas, sino que también les hace el juego fácil a los actores de dudosa reputación, quienes con su populismo acaban, casi se podría decir, robando el dinero a los actores serios. En el futuro, sería de agradecer que algunos profesores no adoptaran esta mala práctica, cosa que, por cierto, los expertos de verdad no hacen.