Por supuesto que sí. Ningún biólogo, ningún zoólogo va a contradecir esta afirmación. Los humanos son mamíferos pertenecientes al grupo de primates y clasificados dentro del subgrupo de monos de nariz simple.
En realidad, los activistas de los derechos de los animales se ocupan reocupan por todos los animales, desde el gran simio hasta la abeja. En la práctica, su participación se limita a los animales de granja o animales bajo el cuidado de los seres humanos, es decir, un porcentaje muy pequeño del total de más de 1,3 millones de especies animales conocidas en todo el mundo.
Como todos los veganos, no pueden comer carne u otros productos animales como por ejemplo huevos, leche y miel, y tampoco mantequilla, chocolate con leche, helado de leche y fideos de huevo. Además, muchas otras reglas adicionales.
Si la vaca se ha criado en una ganadería industrial intensiva o en una granja con pastos naturales, a los activistas de los derechos de animales, les es completamente indiferente. Rechazan cualquier explotación de animal.
El fundador de la ética animal moderna es el filósofo australiano Peter Singer, quien desarrolló los fundamentos conceptuales, filosóficos y políticos del movimiento de los derechos de los animales con sus libros “Animal Liberation” (1975) (Liberación de los Animal) y “Practical Ethics” (1984) (Ética practica).
La organización más famosa e influyente del mundo es PETA, pero hay innumerables más pequeñas y también más grandes dedicadas a los derechos de los animales.
Los portavoces de PETA proclaman abiertamente que están defendiendo una nueva ética antihumana. “Los seres humanos se han expandido como un cáncer. Somos la mayor plaga en la faz de la tierra”, dijo Ingrid Newkirk, fundadora y presidenta de PETA.